Yo hice todo lo que el Catolicismo
requería, y más... Y aún, mi vida estaba vacía. |
© 1999 por Diane S. Dew La vida sin Dios es un camino largo, duro. Aunque yo me crié en una estricta, Familia de católicos Romanos, y durante años asistí a la Misa seis días a la semana, cantaba en el coro, tenía una buena educación, católica, limpiaba el convento, participaba en la parroquia a la hora de oración perpetua, y sabía todas las respuestas memorizadas a las preguntas de el catecismo, algo estaba faltando y yo lo sabía. Para mi La vida parecía insensata y sin sentido, sin propósito o dirección. Nada de lo que hacía y nadie que yo conociera podía llenar el vacío dentro de mí. Yo no sabía que a Dios le importaba por lo tanto a mí tampoco. No fué hasta que llegué al punto donde todo estaba cayéndose en pedazos en mi vida que yo decidí que tenía que ser todo o nada. O averiguara el sentido de mi existencia – la vida como yo la conocía no valía la pena vivirla. La religión, para mí, el "deber" abstracto e impersonal que yo había estado realizando por mero rito y hábito – ciertamente nada que ofreciera alguna solución a los problemas "reales" de esta vida. Dios estaba, yo (equivocadamente) pensaba, muy ocupado dirigiendo el universo como para estar preocupado por tener una relación conmigo. Entonces una noche en mi desesperación yo clamé a Dios y por primera vez en ¡mi vida realmente hable con Él! Después de todos, no es eso lo que la oración ¿supuestamente es? Todas las novenas y credos que yo tenía tan bien aprendidos de memoria había sido sólo "repeticiones vanas "para mí, y sin sentido. Aquí había algo tangible, algo de vida y esperanza: estar hablando con Dios, era algo que yo, en todo mi entrenamiento religioso y educativo, nunca había sido enseñada para hacer. Cuando yo le hablé, yo supe que él estaba escuchando y que le importaba. Una paz y calma se apoderó de mi ser cuando yo sentí la convicción de su amor y perdón. Ningún sacerdote o confesionario había podido nunca proporcionarme eso. Él ¡me recordó el Calvario y todo lo que él sufrió por mí! Él era una revelación que yo nunca había aprendido en la misa, la incesante actuación de ese sacrificio. Por primera vez en toda mi vida yo sentía paz con Dios. El amor siempre había sido algo tan abstracto para mí, algo que yo realmente nunca había conocido. Pero esto era real. Todos mis años de religión, sin la relación para apoyarlo, había demostrado ser inútil y vacía, un callejón sin salida por así decirlo. Con demasiadas preguntas sin contestar por ningún sacerdote o monja, se había vuelto una carga en lugar de una ayuda para mí porque me había desilusionado en pensar que yo estaba haciendo todas estas "cosas" que se suponía que yo estaba haciendo para Dios (penitencia, sacramentos, etc.) – todavía sin los resultados, ningún fruto, y ninguna paz con Dios. Yo empecé a volverme a Jesús para consuelo y guía, a su espíritu santo para aconsejarme, su Palabra (la Biblia) para la instrucción. Él me hizo sentir "Totalmente nueva" por dentro (2 corintios 5:17), y todo lo que yo sabía era que: yo quería servir a Dios por el resto de mi vida. Él había dado su vida por mí; ahora yo quería vivir la mía para él. Era sorprendente para mí que, durante todos los años que yo "fielmente" asistía a misa y veía la actuación del sacrificio del Calvario una y otra vez de, que aún por todo ese tiempo y en todas las clases de religión nadie me había dicho que Dios me amaba y que yo podía tener vida eterna. (Juan 5:24) ya no pensaba que Dios era un ser distante, omnipotente allá en alguna parte. Más bien, alguien personal, un Padre que me ama Quién había dado ¡su todo, su único Hijo, por mí! ¡Un Señor diferente, de hecho! alguien quien realmente yo necesitaba desesperadamente y que quería conocer a toda costa. Y yo pasaré el resto de mi vida simplemente haciendo eso.
"La tarea de interpretación de la Palabra de Dios se ha confiado auténticamente solamente al Magisterio de la Iglesia, es decir, al Papa y a los obispos en comunión con él". Esto lo que Pedro (Primer papa católico?) dijo en su carta sobre las Escrituras: "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo." Una Nota Personal Diane's MAIN
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